martes, 23 de junio de 2015

UNA LLAMADA AL AMOR Autor: Anthony de Mello MEDITACIONES: DE LA 1 A LA 5

UNA LLAMADA AL AMOR
Autor: Anthony de Mello
MEDITACIONES: DE LA 1 A LA 5
Meditación l
"¿De qué le sirve al hombre ganar todo el inundo
si pierde su vida"
(Mt 16,26)
Recuerda la clase de sentimiento que experimentas cuando alguien te elogia, cuando te ves aprobado, aceptado, aplaudido... Y compáralo con el sentimiento que brota en tu interior cuando contemplas la salida o la puesta del sol, o la naturaleza en general, o cuando lees un libro o ves una película que te gustan de veras. Trata de revivir este último sentimiento y compáralo con el primero, el producido por el hecho de ser elogiado. Comprende que este primer tipo de sentimiento proviene de tu propia "glorificación" y "promoción" y es un sentimiento mundano, mientras que el segundo proviene de tu propia realización y es un sentimiento anímico.
Veamos otro contraste: recuerda la clase de sentimiento que experimentas cuando obtienes algún éxito, cuando consigues algo que anhelabas, cuando "llegas arriba", cuando vences en una partida, en una apuesta o en una discusión. Y compáralo con el sentimiento que te invade cuando disfrutas realmente con tu trabajo, cuando de veras te absorbe por entero la tarea que desempeñas. Y observa, una vez más, la diferencia cualitativa que existe entre el sentimiento mundano y el sentimiento anímico.
Y todavía otro contraste más: recuerda lo que sentías cuando tenías poder, cuando tú eras el jefe y la gente te respetaba y acataba tus órdenes, o cuando eras una persona popular y admirada. Y compara ese sentimiento mundano con el sentimiento de intimidad y compañerismo que has experimentado cuando has disfrutado a tope de la compañía de un amigo o de un grupo de amigos con los que te has reído y divertido de veras.
Una vez hecho lo anterior, trata de comprender la verdadera naturaleza de los sentimientos mundanos, es decir. los sentimientos de autobombo y vanagloria, que no son naturales, sino que han sido inventados por tu sociedad y tu cultura para hacer que seas productivo y poder controlarte. Dichos sentimientos no proporcionan el sustento y la felicidad que se producen cuando contemplas la naturaleza o disfrutas de la compañía de un amigo o de tu propio trabajo, sino que han sido ideados para producir ilusiones, emoción... y vacío.
Trata luego de verte a ti mismo en el transcurso de un día o de una semana y piensa cuántas de las acciones que has realizado y de las actividades en que te has ocupado han estado libres del deseo de sentir esas emociones e ilusiones que únicamente producen vacío. del deseo de obtener la atención y la aprobación de los demás, la fama, la popularidad, el éxito o el poder.
Fíjate en las personas que te rodean. ¿Hay entre ellas alguna que no se interese por esos sentimientos mundanos? ¿Hay una sola que no esté dominada por dichos sentimientos, que no los ansíe, que no emplee, consciente o inconscientemente, cada minuto de su vida en buscarlos? Cuando consigas ver esto, comprenderás cómo la gente trata de ganar el mundo y cómo, al hacerlo pierde su vida. Y es que viven unas vidas vacías, monótonas. sin alma...
Propongo a tu consideración la siguiente parábola de la vida: un autobús cargado de turistas atraviesa una hermosísima región llena de lagos, montañas, ríos y praderas. Pero las cortinas del autobús están echadas, y los turistas, que no tienen la menor idea de lo que hay al otro lado de las ventanillas, se pasan el viaje discutiendo sobre quién debe ocupar el mejor asiento del autobús, a quién hay que aplaudir, quién es más digno de consideración... Y así siguen hasta el final del viaje.
Meditación 2
"Si alguno viene a mí, y no odia a su padre ni a su madre,
a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas
y hasta su propia vida no puede ser discípulo mío".
(Lc 14.?6)
Echa un vistazo al mundo y observa la infelicidad que hay en torno a ti y dentro de ti mismo. ¿Acaso sabes cuál es la causa de tal infelicidad? Probablemente digas que la causa es la soledad, o la opresión, o la guerra, o el odio, o el ateísmo... Y estarás equivocado. La infelicidad tiene una sola causa: las falsas creencias que albergas en tu mente; creencias tan difundidas, tan comúnmente profesadas. que ni siquiera se te ocurre la posibilidad de ponerlas en duda. Debido a tales creencias. ves el mundo v te ves a ti mismo de una manera deformada. Estás tan profundamente "programado" y padeces tan intensamente la presión de la sociedad que te ves literalmente obligado a percibir el mundo de esa manera deformada. Y no hay solución, porque ni si quiera sospechas que tu percepción está deformada, que piensas de manera equivocada, que tus creencias son falsas.
Mira en derredor tuvo y trata de encontrar a una sola persona que sea auténticamente feliz: sin temores de ningún tipo, libre de toda clase de inseguridades, ansiedades, tensiones, preocupaciones... Será un milagro si logras encontrar a una persona así entre cien mil. Ello debería hacerte sospechar de la "programación" y las creencias que tanto tú como esas personas tenéis en común. Pero resulta que también has sido "programado" para no abrigar sospechas ni dudas y para limitarte a confiar en lo que tu tradición, tu cultura, tu sociedad y tu religión te dicen que des por sentado. Y si no eres feliz, ya has sido adiestrado para culparte a ti de ello, no a tu "programación" ni a tus ideas y creencias culturalmente heredadas. Pero lo que empeora aún más las cosas es el hecho de que la mayoría de las personas han sufrido tal lavado de cerebro que ni siquiera se dan cuenta de lo infelices que son...: como el hombre que sueña y no tiene ni idea de que está soñando.
¿Cuáles son esas falsas creencias que te apartan de la felicidad? Veamos algunas. Por ejemplo, ésta: "No puedes ser feliz sin las cosas a las que estás apegado y que tanto estimas". Falso. No hay un solo momento en tu vida en el que no tengas cuanto necesitas para ser feliz. Piensa en ello durante un minuto... La razón por la que eres infeliz es porque no dejas de pensar en lo que no tienes, en lugar de pensar más bien en lo que tienes en este momento. O esta otra: "La felicidad es cosa del futuro". No es cierto. Tú eres feliz aquí y ahora; pero no lo sabes. Porque tus falsas creencias y tu manera deformada de percibir las cosas te han llenado de miedos, de preocupaciones, de ataduras, de conflictos, de culpabilidades y de una serie de "juegos" que has sido "programado" para jugar. Si lograras ver a través de toda esa maraña, comprobarías que eres feliz... y no lo sabes.
Otra falsa creencia: "La felicidad te sobrevendrá cuando logres cambiar la situación en que te encuentras y a las personas que te rodean". Tampoco es cierto. Estás derrochando estúpidamente un montón de energías tratando de cambiar el mundo. Si tu vocación en la vida es la de cambiar el mundo. ¡adelante, cámbialo!; pero no abrigues la ilusión de que así lograrás ser feliz. Lo que te hace feliz o desdichado no es el mundo ni las personas que te rodean, sino los pensamientos que albergas en tu mente. Tan absurdo es buscar la felicidad en el mundo exterior a uno mismo como buscar un nido de águilas en el fondo del mar. Por eso, si lo que buscas es la felicidad, ya puedes dejar de malgastar tus energías tratando de remediar tu calvicie, o de conseguir una figura atractiva, o de cambiar de casa, de trabajo, de comunidad, de forma de vivir o incluso de personalidad. ¿No te das cuenta de que podrías cambiar todo eso, tener la mejor de las apariencias, la más encantadora personalidad, vivir en el lugar más hermoso del mundo... y, a pesar de ello, seguir siendo infeliz? En el fondo, tú sabes que esto es cierto; sin embargo, te empeñas en derrochar esfuerzos y energías tratando de obtener lo que sabes muy bien que no puede hacerte feliz.
Y otra falsa creencia más: "Si se realizan todos tus deseos, serás feliz". También esto es absolutamente falso. De hecho, son precisamente esos deseos los que te hacen vivir tenso, frustrado, nervioso, inseguro y lleno de miedos. Haz una lista de todos tus apegos y deseos, y a cada uno de ellos dile estas palabras: "En el fondo de mi corazón, sé que aunque te obtenga te alcanzaré la felicidad". Reflexiona sobre la verdad que encierran estas palabras. Lo más que puede proporcionarte el cumplimiento de un deseo es un instante de placer y de emoción. Y no hay que confundir eso con la felicidad.
¿Qué es entonces, la felicidad? Muy pocas personas lo saben, y nadie puede decírtelo, porque la felicidad no puede ser descrita. ¿Acaso puedes describir lo que es la luz a una persona que no ha conocido en toda su vida más que la oscuridad? ¿O puedes quizá describir la realidad a alguien durante un sueño? Comprende tu oscuridad, y ésta se desvanecerá; entonces sabrás lo que es la luz. Comprende tu pesadilla como tal pesadilla, y ésta cesará; entonces despertarás a la realidad. Comprende tus falsas creencias, y éstas perderán fuerza; entonces conocerás el sabor de la felicidad.
Si las personas desean tanto la felicidad, ¿por qué no intentan comprender sus falsas creencias? En primer lugar, porque nunca las ven como falsas, ni siquiera como creencias. De tal manera han sido "programadas" que las ven como hechos, como realidad. En segundo lugar, porque les aterra la posibilidad de perder el único mundo que conocen: el mundo de los deseos, los apegos, los miedos, las presiones sociales, las tensiones, las ambiciones, las preocupaciones, la culpabilidad..., con los instantes de placer, de consuelo y de entusiasmo que tales cosas proporcionan. Imagínate a alguien que temiera liberarse de una pesadilla, porque, a fin de cuentas, fuera ése el único mundo que conociera...: he ahí tu retrato y el de otras muchas personas.
Si quieres obtener una felicidad duradera, has de estar dispuesto a odiar a tu padre, a tu madre... y hasta tu propia vida, y a perder cuanto posees. ¿De qué manera? No desprendiéndote de ello ni renunciando a ello (porque, cuando se renuncia a algo forzadamente, queda uno vinculado a ello para siempre), sino, más bien, procurando verlo como la pesadilla que en realidad es; y entonces, lo conserves o no, habrá perdido todo dominio sobre ti y toda posibilidad de dañarte. Y al fin te habrás liberado de tu sueño, de tu oscuridad, de tu miedo, de tu infelicidad...
Dedica, pues un tiempo a tratar de ver tal como son cada una de las cosas a las que te aferras: una pesadilla que, por una parte, te proporciona entusiasmo y placer y, por otra, preocupación, inseguridad, tensión, ansiedad, miedo, infelicidad...
El padre y la madre: una pesadilla. La mujer y los hijos, los hermanos y hermanas: una pesadilla. Todas tus pertenencias: una pesadilla. Tu vida, tal como es: una pesadilla. Cada una de las cosas a las que te aferras y sin las que estás convencido de que no puedes ser feliz: una pesadilla... Por eso odiarás a tu padre y a tu madre, a tu mujer y a tus hijos, a tus hermanos y hermanas... y hasta tu propia vida. Por eso deberás dejar todas tus pertenencias, es decir, dejarás de aferrarte a ellas, y de ese modo habrás destruido su capacidad de dañarte. Por eso, finalmente, experimentarás ese misterioso estado que no puede ser descrito con palabras: el estado de una felicidad y una paz permanentes. Y comprenderás cuán cierto es que quien deja de aferrarse a sus hermanos y hermanas, a su padre. a su madre. a sus hijos, a sus tierras y posesiones... recibe el ciento por uno y obtiene la vida eterna.
Meditación 3
"Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica,
déjale también el manto: y a quien te fuerce
a caminar una milla, acompáñalo dos"
(Mt 5.40-41)
Si observas de qué modo estás hecho y cómo funcionas, descubrirás que hay en tu mente todo un "programa", toda una serie de presupuestos acerca de cómo debe ser el mundo, cómo debes ser tú mismo y qué es lo debes desear.
¿Quién es el responsable de ese "programa'' Tú no, desde luego. No eres realmente tú quien ha decidido cosas tan fundamentales como son tus deseos y exigencias, tus necesidades, tus valores, tus gustos, tus actitudes... Han sido tus padres, tu sociedad, tu cultura, tu religión y tus experiencias pasadas las que han introducido en tu "ordenador" las normas de funcionamiento. Ahora bien, sea cual sea tu edad y vayas adonde vayas, tu "ordenador" va contigo y actúa y funciona en cada momento consciente del día, insistiendo imperiosamente en que sus exigencias deben ser satisfechas por la vida, por la gente y por ti mismo. De hacerlo así, el "ordenador" te permitirá vivir pacífica y felizmente: de lo contrario, y aunque tú no tengas la culpa, generará unas emociones negativas que te harán sufrir.
Cuando, por ejemplo, otras personas no viven con arreglo a las expectativas de tu "ordenador", éste te atormenta a base de frustración, de ira, de amargura... O cuando, por ejemplo, las cosas escapan a tu control, o el futuro es incierto, tu "ordenador" insiste en que experimentes ansiedad, tensión, preocupación... Entonces empleas un montón de energías en hacer frente a esas emociones negativas. Y generalmente te las apañas para gastar aún más energías en intentar cambiar el mundo que te rodea, al objeto de satisfacer las exigencias de tu "ordenador". Con lo cual obtienes una cierta dosis de una paz bastante precaria, porque en cualquier momento la menor nimiedad (un tren que se retrasa, una grabadora que no funciona, una carta que no llega... ) no es conforme con el programa de tu "ordenador", y éste se empeñará en que vuelvas a preocuparte de nuevo.
Por eso llevas una existencia patética, siempre a merced de las cosas y las personas, tratando desesperadamente de que se ajusten a las exigencias de tu "ordenador", a fin de poder tú disfrutar de la única paz que conoces: una tregua temporal de tus emociones negativas, cortesía de tu "ordenador" y de tu "programa".
¿Tiene esto solución? Por supuesto que sí. Naturalmente, no podrás cambiar tu "programa" de buenas a primeras, o quizá nunca. Pero ni siquiera lo necesitas. Intenta lo siguiente: imagina que te encuentras en una situación o con una persona que te resulta desagradable y que ordinariamente tratas de evitar. Observa ahora cómo tu "ordenador" entra instintivamente en funcionamiento e insiste en que evites dicha situación o trates de modificarla. Si consigues resistir y te niegas a modificar la situación, observa cómo el "ordenador" se empeña en que experimentes irritación, ansiedad, culpabilidad o cualquier otra emoción negativa. Sigue considerando esa situación (o persona) desagradable hasta que caigas en la cuenta de que no es ella la que origina las emociones negativas (ella se limita a "estar ahí" y a desempeñar su función bien o mal, acertada o equivocadamente: es lo de menos). Es tu "ordenador" el que, gracias al "programa", se empeña en que tú reacciones a base de emociones negativas. Lo verás mejor si logras comprender que hay personas que, con un programa diferente, y frente a esa misma situación, persona o acontecimiento, reaccionan con absoluta calma y hasta con gusto y contento. No cejes hasta haber captado esta realidad: la única razón por la que tú no reaccionas de ese modo es porque tu "ordenador" insiste obstinadamente en que es la realidad la que debe ser modificada para ajustarse a su "programa". Observa todo esto desde fuera, por así decirlo, y comprueba el prodigioso cambio que se produce en ti.
Una vez que hayas comprendido esta verdad y, consiguientemente, haya dejado tu "ordenador" de generar emociones negativas, puedes emprender cualquier acción que creas conveniente. Puedes evitar la situación o a la persona en cuestión: puedes tratar de cambiarla; puedes insistir en que se respeten tus derechos o los derechos de los demás; puedes incluso recurrir al uso de la fuerza... Pero sólo después de haber conseguido liberarte de tus trastornos emocionales, porque sólo entonces tu acción nacerá de la paz y del amor, no del deseo neurótico de satisfacer a tu "ordenador", de ajustarte a su "programa" o de liberarte de las emociones negativas que genera. Y sólo entonces comprenderás cuán profunda es la sabiduría de estas palabras: "Al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica. déjale también el manto; y a quien te fuerce a caminar una milla. acompáñalo dos". Porque te resultará evidente que la verdadera opresión proviene, no de las personas que pleitean contigo ni de quien te somete a un trabajo excesivo, sino de tu "ordenador, cuyo "programa" acaba con la paz de tu mente en el momento en que las circunstancias externas dejan de ajustarse a sus exigencias. Se sabe de personas que han sido felices... ¡incluso en el opresivo clima de un campo de concentración! De lo que necesitas ser liberado es de la opresión de tu "programa". Sólo así podrás experimentar la libertad interior que está en el origen de toda revolución social, porque esa intensísima emoción, esa pasión que brota en tu corazón a la vista de los males sociales y te impulsa a la acción, tendrá su origen en la realidad, no en tu "programa" ni en tu ego.
Meditación 4

...Y el joven se marchó entristecido,
porque tenía muchos bienes
(Mt. 10.22)
¿Has pensado alguna vez que has sido "programado" para ser infeliz y que, por lo tanto, hagas lo que hagas para obtener la felicidad, estás abocado al fracaso? Es como si introdujeras una serie de ecuaciones matemáticas en un ordenador, y éste fallara cada vez que pulsas el teclado para obtener un pasaje de Shakespeare.
Si quieres ser feliz, no necesitas hacer ningún tipo de esfuerzo; ni siquiera necesitas buena voluntad o buenos deseos, sino comprender con claridad de qué manera has sido "programado" exactamente. Lo que ha ocurrido es lo siguiente: primero, tu sociedad y tu cultura te han enseñado a creer que no puedes ser feliz sin determinadas personas y determinadas cosas. Echa un vistazo a tu alrededor. y por todas partes verás a personas que en realidad han construido sus vidas sobre la creencia de que sin determinadas cosas -dinero, poder, éxito, aceptación, fama, amor, amistad, espiritualidad, Dios...- no pueden ser felices. ¿Cuál es la combinación exacta en tu caso?
Una vez que te has "tragado" tu creencia, has desarrollado instintivamente un especial apego a esa persona o cosa, sin la que estabas convencido de no poder ser feliz. Luego vinieron los consabidos esfuerzos por adquirirla, aferrarte a ella una vez conseguida y eliminar toda posibilidad de perderla. Todo ello te llevó, finalmente, a una servil dependencia emocional de ella, hasta el punto de concederle el poder de hacerte estremecer al conseguirla, de angustiarte ante la posibilidad de verte privado de ella y de entristecerte en el caso de perderla efectivamente.
Detente ahora por unos momentos y contempla horrorizado la lista interminable de ataduras que te tienen preso. Piensa en cosas y personas concretas, no en abstracciones... Una vez que tu apego a ellas se hubo apoderado de ti, comenzaste a esforzarte al máximo, en cada instante de tu vida consciente, por reordenar el mundo que te rodeaba, en orden a conseguir y conservar los objetos de tu adhesión. Es ésta una agotadora tarea que apenas te deja energías para dedicarte a vivir y disfrutar plenamente de la vida. Pero, además, es una tarea imposible en un mundo que no deja de cambiar y que tú, sencillamente, no eres capaz de controlar. Por eso, en lugar de una vida de plenitud y serenidad, estás condenado a vivir una vida de frustración, ansiedad, preocupación, inseguridad, incertidumbre y tensión. Durante unos pocos y efímeros momentos, el mundo, efectivamente, cede a tus esfuerzos y se acomoda a tus deseos, y gozas entonces de una pasajera felicidad. Mejor dicho: experimentas un instante de placer, que en modo alguno constituye la felicidad, porque viene acompañado de un difuso temor a que, en cualquier momento, ese mundo de cosas y personas que con tanto esfuerzo has conseguido construir escape a tu control y te llene de frustración, que es algo que, tarde o temprano, acaba siempre por suceder.
Hay algo aquí que conviene meditar: siempre que te encuentras inquieto o temeroso, es porque puedes perder o no conseguir el objeto de tu deseo. ¿no es verdad? Y siempre que sientes celos, ¿no es porque alguien puede llevarse aquello a lo que tú estás apegado? (¿Acaso tu irritación no se debe a que alguien se interpone entre ti y lo que deseas'?) Observa la paranoia que te entra cuando ves amenazado el objeto de tu adhesión o de tu afecto: no eres capaz de pensar con objetividad, y toda tu visión se deforma, ¿no es así'' Y cuando te encuentras fastidiado, ¿no es porque no has conseguido en suficiente medida lo que tú crees que puede hacerte feliz o aquello por lo que sientes apego? Y cuando estás deprimido y triste, ¿acaso no ve todo el mundo que es porque la vida no te da aquello sin lo que estás convencido de que no puedes ser feliz? Casi todas las emociones negativas que experimentas son fruto directo de un apego de este tipo.
Así pues, estás agobiado por la carga de tus ataduras... y luchando desesperadamente por alcanzar la felicidad precisamente aferrándote a dicha carga. La sola idea es verdaderamente absurda. Pero lo trágico es que ése es el único método que nos han enseñado para lograr la felicidad (un método seguro, por otra parte, para producir desasosiego, frustración y tristeza). A casi nadie le han enseñado que, para ser auténticamente feliz, una sola cosa es necesaria: desprogramarse, liberarse de esas ataduras.
Cuando uno descubre esta palmaria verdad, le aterra pensar el dolor que puede suponerle el liberarse de sus ataduras. Pero lo cierto es que no se trata de un proceso doloroso, ni mucho menos. Al contrario: liberarse de las ataduras constituye una tarea absolutamente gratificante, con tal de que el instrumento empleado para ello no sea la fuerza de voluntad ni la renuncia, sino la visión. Todo cuanto tienes que hacer es abrir los ojos y ver que, de hecho, no necesitas en absoluto eso a lo que estás tan apegado; que has sido programado y condicionado para creer que no puedes ser feliz o que no puedes vivir sin esa persona o cosa determinada. Seguramente recuerdas la angustia que experimentaste cuando perdiste a alguien o algo que era para ti de incalculable valor; probablemente estabas seguro de que nunca más volverías a ser feliz. Pero ¿qué sucedió después? Pasó el tiempo, y aprendiste a arreglártelas perfectamente,¿no es así? Aquello debería haberte hecho ver la falsedad de tu creencia, la mala pasada que estaba jugándote tu mente "programada".
Un apego no es un hecho. Es una creencia, una fantasía de tu mente, adquirida mediante una "programación". Si esa fantasía no existiera en tu mente, no estarías apegado. Amarías las cosas y a las personas y disfrutarías de ellas; pero, al no existir la creencia, disfrutarías de ellas sin atadura de ningún tipo. ¿Existe, de hecho, otra forma de disfrutar realmente de algo? Pasa revista a todos tus apegos y ataduras, y dile a cada persona u objeto que te venga a la mente: "En realidad no estoy apegado a ti en absoluto. Tan sólo estoy engañándome a mí mismo creyendo que sin ti no puedo ser feliz". Limítate a hacer esto con toda honradez, y verás el cambio que se produce en ti: "En realidad no estoy apegado a ti en absoluto. Tan sólo estoy engañándome a mí mismo creyendo que sin ti no puedo ser feliz".
Meditación 5
"Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja
que no que entre un rico en el Reino de Dios"
(Mc 10.25)
¿Qué puede hacerse para alcanzar la felicidad? No hay nada que tú ni cualquier otro podáis hacer. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que ahora mismo ya eres feliz, ¿y cómo vas a adquirir lo que ya tienes? Pero, si es así, ¿por qué no experimentas esa felicidad que ya posees? Pues, simplemente, porque tu mente no deja de producir infelicidad. Arroja esa infelicidad de tu mente, y al instante aflorará al exterior la felicidad que siempre te ha pertenecido. ¿Y cómo se arroja fuera la infelicidad? Descubre qué es lo que la origina y examina la causa abiertamente y sin temor: la infelicidad desaparecerá automáticamente.
Ahora bien, si te fijas como es debido, verás que hay una sola cosa que origina la infelicidad: el apego. ¿Y qué es un apego? Es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona no es posible ser feliz. Tal estado emocional se compone de dos elementos; uno positivo y otro negativo. El elemento positivo es el fogonazo del placer y la emoción, el estremecimiento que experimentas cuando logras aquello a lo que estás apegado. El elemento negativo es la sensación de amenaza y de tensión que siempre acompaña al apego. Imagínate a alguien encerrado en un campo de concentración y que no deja de engullir comida: con una mano se lleva la comida a la boca, mientras que con la otra protege la comida restante de la codicia de sus compañeros de encierro, que tratarán de arrebatársela en cuanto baje la guardia. He ahí la imagen perfecta de la persona apegada. Por su propia naturaleza, el apego te hace vulnerable al desorden emocional y amenaza constantemente con hacer añicos tu paz. ¿Cómo puedes esperar, entonces, que una persona apegada acceda a ese océano de felicidad que llamamos el "Reino de Dios"? ¡Es como esperar que un camello pase por el ojo de una aguja!
Ahora bien, lo verdaderamente trágico del apego es que, si no se consigue su objeto, origina infelicidad; y, si se consigue, no origina propiamente la felicidad, sino que simplemente produce un instante de placer. seguido de la preocupación y el temor de perder dicho objeto. Dirás: "Entonces, ¿no puedo tener ni un solo apego?". Por supuesto que sí. Puedes tener todos los apegos que quieras. Pero por cada uno de ellos tendrás que pagar un precio en forma de pérdida de felicidad. Fíjate bien: los apegos son de tal naturaleza que, aun cuando lograras satisfacer muchos de ellos a lo largo de un día, con que sólo hubiera uno que no pudieras satisfacer, bastaría para obsesionarte y hacerte infeliz. No hay manera de ganar la batalla de los apegos. Pretender un apego sin infelicidad es algo así como buscar agua que no sea húmeda. Jamás ha habido nadie que haya dado con la fórmula para conservar los objetos de los propios apegos sin lucha, sin preocupación, sin temor y sin caer, tarde o temprano, derrotado.
En realidad, sin embargo, sí hay una forma de ganar la batalla de los apegos: renunciar a ellos. Contrariamente a lo que suele creerse, renunciar a los apegos es fácil. Todo lo que hay que hacer es ver, pero ver realmente, las siguientes verdades.
Primera verdad: estás aferrado a una falsa creencia, a saber, la de que sin una cosa o persona determinada no puedes ser feliz. Examina tus apegos uno a uno y comprobarás la falsedad de semejante creencia. Tal vez tu corazón se resista a ello; pero, en el momento en que consigas verlo, el resultado emocional se producirá de inmediato, y en ese mismo instante el apego perderá su fuerza.
Segunda verdad: si te limitas a disfrutar las cosas, negándote a quedar apegado a ellas, es decir. negándote a creer que no podrás ser feliz sin ellas, te ahorrarás toda la lucha y toda la tensión emocional que supone el protegerlas y conservarlas. ¿No conoces lo que es poder conservar todos los objetos de tus distintos apegos, sin renunciar a uno sólo de ellos, y poder disfrutarlos más aún a base de no apegarte ni aferrarte a ellos, porque te encuentras pacífico y relajado y no sientes la menor amenaza en relación a su disfrute?
Tercera y última verdad: si aprendes a disfrutar el aroma de un millar de flores, no te aferrarás a ninguna de ellas ni sufrirás cuando no puedas conseguirla. Si tienes mil platos favoritos, la pérdida de uno de ellos te pasará inadvertida, y tu felicidad no sufrirá menoscabo. Pero son precisamente tus apegos los que te impiden desarrollar un más amplio y más variado gusto por las cosas y las personas.
A la luz de estas tres verdades, no hay apego que sobreviva. Pero la luz, para que tenga efecto, debe brillar ininterrumpidamente. Los apegos sólo pueden medrar en la oscuridad del engaño y la ilusión. Si el rico no puede acceder al reino del gozo y de la alegría, no es porque quiera ser malo, sino porque decide ser ciego.

QUÉ ES EL AMOR? Por Anthony de Mello

¿Qué es el amor? Fíjate en una rosa: ¿puede acaso decir la rosa: «Voy a ofrecer mi fragancia a las buenas personas y negársela a las malas”? ¿O puedes tú imaginar una lámpara que niegue sus rayos a un individuo perverso que trate de caminar por su luz? Sólo podría hacerlo si dejara de ser una lámpara. Observa cuán necesaria e indiscriminadamente ofrece el árbol su sombra a todos, buenos y malos, jóvenes y viejos, altos y bajos, hombres y animales y cualesquiera seres vivientes… incluso a quien pretende cortarlo y echarlo abajo. Ésta es, pues, la primera cualidad del amor: su carácter indiscriminado. Por eso se nos exhorta a que seamos como Dios, “que hace brillar su sol sobre los buenos y los malos y llover sobre justos e injustos; sed, pues, buenos como vuestro padre celestial es bueno». contempla con asombro la bondad absoluta de la rosa, de la lámpara, del árbol…, porque en ellos tienes la imagen de lo que sucede con el amor.
¿Cómo se obtiene esta calidad del amor? Todo cuanto hagas únicamente servirá para que tu amor sea forzado, artificial y, consiguientemente, falso, porque el amor no puede ser violentado ni impuesto. No hay nada que puedas hacer. Pero sí hay algo que puedes dejar de hacer. Observa el maravilloso cambio que se produce en ti cuando dejas de ver a los demás como buenos y malos, como justos y pecadores, y empiezas a verlos como inconscientes e ignorantes. Debes renunciar a tu falsa creencia de que las personas pueden pecar conscientemente. Nadie puede pecar «a consciencia». En contra de lo que erróneamente pensamos, el pecado no es fruto de la malicia, sino de la ignorancia. «Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen…» Comprender esto significa adquirir esa cualidad no discriminatoria que tanto admiramos en la rosa, en la lámpara, en el árbol…
La segunda cualidad del amor es su gratuidad. Al igual que el árbol, la rosa o la lámpara, el amor da sin pedir nada a cambio. ¡Cómo despreciamos al hombre que se casa con una mujer, no por las cualidades que ésta pueda tener, sino por el dinero que aporta como dote…! De semejante hombre decimos, con toda razón, que no ama a la mujer, sino el beneficio económico que ésta le procura. Pero ¿acaso tu amor se diferencia algo de ese hombre cuando buscas compañía de quienes te resultan emocionalmente gratificantes y evitas la de quienes no lo son; o cuando te sientes positivamente inclinado hacia quienes te dan lo que deseas y responden a tus expectativas, mientras abrigas sentimientos negativos o mera indiferencia hacia quienes no son así? De nuevo, sólo necesitas hacer una cosa para adquirir esa cualidad de la gratuidad que caracteriza al amor: abrir tus ojos y mirar. El mero hecho de mirar y descubrir tu presunto amor tal como realmente es, como un camuflaje de tu egoísmo y tu codicia, es esencial para llegara adquirir esta segunda cualidad del amor.
La tercera cualidad del amor es su falta absoluta de auto-consciencia, su espontaneidad. El amor disfruta de tal modo amando que no tiene la menor consciencia de sí mismo. Es lo mismo que ocurre con la lámpara que brilla sin pensar si beneficia o no a alguien, o con la rosa que difunde su fragancia simplemente porque no puede hacer otra cosa, independientemente de que haya o deje de haber alguien que disfrute de ella; o con el árbol que ofrece su sombra… La Luz, la fragancia y la sombra no se producen porque haya alguien cerca, ni desaparecen cuando no hay nadie, sino que, al igual que el amor, existen con independencia de las personas. El amor, simplemente, es, sin necesidad de ningún objeto. Y esas cosas (la luz, la sombra, la fragancia), simplemente, son, independientemente de que alguien se beneficie o no de ellas. Por tanto, no tienen consciencia de poseer mérito alguno o de hacer bien. Su mano izquierda no tiene conocimiento de lo que hace su mano derecha. «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento y te ayudamos?»
Y la cuarta y última cualidad del amor es su libertad. En el momento en que entran en juego la coacción, el control o el conflicto, en ese mismo momento muere el amor. Fíjate cómo la rosa, el árbol y la lámpara te dejan completamente libre. El árbol no va a hacer el menor esfuerzo por arrastrarte hacia su sombra cuando corras el riesgo de sufrir una insolación; y la lámpara no va a ensanchar su haz de luz para que no tropieces en la oscuridad. En cambio, piensa por un momento en toda la coacción y control por parte de los demás a que tú mismo te sometes cuando, para comprar su amor y su aprobación o, simplemente, por no perderlos, tratas tan desesperadamente de responder a sus expectativas. Cada vez que te sometes a dicho control y dicha coacción, destruyes tu natural capacidad de amar, porque no puedes dejar de hacer con otros lo que permites que otros hagan contigo. Observa y comprende, pues, todo el control y la coacción que hay en tu vida, y verás cómo se reducen y empieza a brotar la libertad. En definitiva, «libertad» no es más que otra palabra para referirse al amor.

miércoles, 10 de junio de 2015

Bendición Celta para los sentidos

Bendición Celta para los sentidos
Que sea bendecido tu cuerpo.
Que comprendas que tu cuerpo
es un fiel y hermoso amigo de tu alma.
Que tengas paz y júbilo,
y reconozcas que tus sentidos
son umbrales sagrados.
Que comprendas que la santidad es atenta,
que mira, siente, escucha y toca.
Que tus sentidos te recojan y te lleven a tu casa.
Que tus sentidos siempre te permitan
celebrar el universo y el misterio y
las posibilidades de tu presencia aquí.
-John O´Donohue
Extraída del Libro "ANAM CARA"

Bloqueos que te Limitan



Bloqueos que te Limitan
La energía fluye por tu cuerpo como el agua fluye por la tierra, si sientes que tu energía está bloqueada en cualquier parte de tu cuerpo, trabaja para desbloquear esas partes.
Observa que es lo que hace que no fluya tu energía con naturalidad, afróntalo y vence esas partes oscuras que hay en ti, no las niegues, acepta... que lo que te limita está en ti...... tu puedes equilibrar tu energía.
Te bloquean las mentiras que te dices a ti mismo/a?
No temas de mostrarte como eres, no mientas sobre tu verdadera naturaleza, no niegues tu Ser, no te fabriques máscaras sociales y se tu mismo/a, fluye con la vida tal y como eres...muestra la belleza de tu Alma y deja que aflore la energía del Amor que se halla en tu Corazón.
Te bloquea el dolor?
Deja salir todo ese dolor, y déjalo ir...no dejes que te marchite.
Deja que ese lugar que ocupaba el dolor sea ocupado por el Amor. El Amor es energía y fluye a nuestro alrededor y también se encuentra en nuestro corazón, deja que salga y que inunde todo tu Ser.
Céntrate en ello y verás que fácil es transmutar el dolor.
No niegues ninguna parte de ti, todas son importantes, solo tienes que equilibrarlas. ¿En que momento de tu vida te decepcionaste a ti mismo/a?
No tengas miedo de reconocer que sientes vergüenza por ello, simplemente acéptalo y afróntalo, todos nos decepcionamos alguna vez de nuestros actos o palabras.
No pasa nada, estamos aquí para aprender.
Te bloquea la culpa?
No intentes escapar de la culpa que pesa en tu alma.
Acepta lo que pasó...... ya es pasado, pero no dejes que nuble ni envenene tu energía.
Si vas a ser una influencia positiva para el mundo, es necesario que te perdones para sentir paz en tu corazón.
Te bloquea el miedo?
Deja que tus miedos se muestren con nitidez, no los niegues, deja que tus miedos fluyan y véncelos.
Afróntalo, perdona en tu corazón si es necesario y deja ir, libérate de esa presión que no te sirve para nada. Los bloqueos nos limitan y no nos dejan avanzar y si perduran mucho en el tiempo podemos enfermar.

utilizas la palabra impecablemente...?

Si
Cuando usas la palabra en contra de ti mismo creas la tragedia y el sufrimiento en tu vida.
Solo tu eres el responsable de lo que te pasa...
Haz una prueba.....observaté cuando mantienes conversaciones con otras personas y se consciente de todas las palabras negativas que has pronunciado sobre ti mismo o juzgando a otros.....escríbelas y podrás darte cuenta del vocabulario tan negativo que usas de manera consciente o inconscientemente.
Con paciencia y autodominio ésto lo puedes cambiar porque somos totalmente programables.
utilizas la palabra impecablemente, tu vida estará llena de circunstancias que te harán sentirte feliz.
(.Serena tu Mente)

SÉ COMO UN MUERTO ( Ramiro Calle- 101 cuentos de la India)




SÉ COMO UN MUERTO ( Ramiro Calle- 101 cuentos de la India)
Era un venerable maestro. En sus ojos había un reconfortante destello de paz permanente. Sólo tenía un discípulo, al que paulatinamente iba impartiendo la enseñanza mística. El cielo se había teñido de una hermosa tonalidad de naranja-oro, cuando el maestro se dirigió al discípulo y le ordenó:
--Querido mío, mi muy querido, acércate al cementerio y, una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, comienza a gritar toda clase de halagos a los muertos.
El discípulo caminó hasta un cementerio cercano. El silencio era sobrecogedor. Quebró la apacible atmósfera del lugar gritando toda clase de elogios a los muertos. Después regresó junto a su maestro.
--¿Qué te respondieron los muertos? -preguntó el maestro.
--Nada dijeron.
--En ese caso, mi muy querido amigo, vuelve al cementerio y lanza toda suerte de insultos a los muertos.
El discípulo regresó hasta el silente cementerio. A pleno pulmón, comenzó a soltar toda clase de improperios contra los muertos. Después de unos minutos, volvió junto al maestro, que le preguntó al instante:
--¿Qué te han respondido los muertos?
--De nuevo nada dijeron -repuso el discípulo.
Y el maestro concluyó:
--Así debes ser tú: indiferente, como un muerto, a los halagos y a los insultos de los otros.
*El Maestro dice: Quien hoy te halaga, mañana te puede insultar y quien hoy te insulta, mañana te puede halagar. No seas como una hoja a merced del viento de los halagos e insultos. Permanece en ti mismo más allá de unos y de otros.

UNA BROMA DEL MAESTRO (101 cuentos de la India- Ramiro Calle)

UNA BROMA DEL MAESTRO (101 cuentos de la India- Ramiro Calle)
Había en un pueblo de la India un hombre de gran santidad. A los aldeanos les parecía una persona notable a la vez que extravagante. La verdad es que ese hombre les llamaba la atención al mismo tiempo que los confundía. El caso es que le pidieron que les predicase. El hombre, que siempre estaba en disponibilidad para los demás, no dudó en aceptar. El día señalado para la prédica, no obstante, tuvo la intuición de que la actitud de los asistentes no era sincera y de que debían recibir una lección. Llegó el momento de la charla y todos los aldeanos se dispusieron a escuchar al hombre santo confiados en pasar un buen rato a su costa. El maestro se presentó ante ellos. Tras una breve pausa de silencio, preguntó:
--Amigos, ¿sabéis de qué voy a hablaros?
--No -contestaron.
--En ese caso -dijo-, no voy a decirles nada. Son tan ignorantes que de nada podría hablarles que mereciera la pena. En tanto no sepan de qué voy a hablarles, no les dirigiré la palabra.
Los asistentes, desorientados, se fueron a sus casas. Se reunieron al día siguiente y decidieron reclamar nuevamente las palabras del santo.
El hombre no dudó en acudir hasta ellos y les preguntó:
--¿Sabéis de qué voy a hablaros?
--Sí, lo sabemos -repusieron los aldeanos.
--Siendo así -dijo el santo-, no tengo nada que deciros, porque ya lo sabéis. Que paséis una buena noche, amigos.
Los aldeanos se sintieron burlados y experimentaron mucha indignación.
No se dieron por vencidos, desde luego, y convocaron de nuevo al hombre santo. El santo miró a los asistentes en silencio y calma. Después, preguntó:
--¿Sabéis, amigos, de qué voy a hablaros?
No queriendo dejarse atrapar de nuevo, los aldeanos ya habían convenido la respuesta:
--Algunos lo sabemos y otros no.
Y el hombre santo dijo:
--En tal caso, que los que saben transmitan su conocimiento a los que no saben.
Dicho esto, el hombre santo se marchó de nuevo al bosque.
*El Maestro dice: Sin acritud, pero con firmeza, el ser humano debe velar por sí mismo.

Las cinco heridas que impiden ser uno mismo



5 Heridas que te impiden ser tu mismo
Nuestra alma elige los padres y las circunstancias de nacimiento por razones muy precisas. Venimos a experimentar una serie de vivencias para sanar una serie de heridas, y así integrar la personalidad con el alma. Venimos a aprender a aceptar y amar incondicionalmente partes de nosotros que hasta ahora han vivido ignoradas y con miedo. Somos atraídos hacia padres con heridas como las nuestras para recordarnos qué hemos venido a amar.
Aprender a aceptar nuestras heridas es aprender a ser responsables y a amarnos incondicionalmente, y esa es la llave para la transformación y la sanación del alma.
¿Te has dado cuenta que cuando acusas a alguien de algo, esa persona te acusa a ti de lo mismo?. Verifícalo con la otra persona, y aparte de sorprenderte, verás cómo te liberas de juicios.
No aceptar nuestra herida, sentirnos culpables, con vergüenza o juzgarnos, es atraer circunstancias y personas que nos harán sentir esa herida no aceptada. Aceptar la herida no significa que sea nuestra preferencia tenerla; significa que, como seres espirituales que elegimos vivir la experiencia humana para espiritualizar la materia, nos permitimos experimentar esa herida sin juzgarnos y aprender de la experiencia. Mientras haya miedo, hay herida y hay un juicio o creencia que bloquea su sanación. Cuando aprendemos a aceptar nuestras heridas estamos desarrollando el amor y estamos espiritualizando la materia.
La sanación se produce totalmente cuando nos aceptamos a nosotros. El perdón hacia uno mismo es lo que finalmente nos sana, y para eso hay que aceptar que uno mismo es responsable de todo lo que le ocurre, y aceptar que ha acusado a otros de hacer lo que uno mismo hace a los demás. En el fondo, todos somos humanos, y aceptar nuestras limitaciones es lo que nos hace humildes y nos permite descubrir nuestra herencia divina.
Las cinco heridas del alma más comunes son:
– El rechazo
– El abandono
– La humillación
– La traición
– La injusticia
No necesariamente tenemos las cinco heridas. Con humildad y sinceridad cada cual puede reconocer sus heridas. Reconocer nuestra limitación humana es el primer paso en el proceso de sanación. Si nos cuesta identificar nuestras heridas es porque nos ocultamos tras una máscara, que se construyó para no ver ni sentir esa herida.
Lise Burbeau – Las cinco heridas que impiden ser uno mismo

La leyenda del arco iris! en honor a mi Timi, a mi Chokito , a mi Sami y a mi Robino que me esperan para cruzar el puente del arco iris juntos y quiza muchos mas compañeritos que en entonces conocere o mas bien reconoceré......

La leyenda del arco iris! en honor a mi Timi, a mi Chokito , a mi Sami y a mi Robino que me esperan para cruzar el puente del arco iris juntos y quiza muchos mas compañeritos que en entonces conocere o mas bien reconoceré......
Muchos conocemos la leyenda del puente del Arcoiris, que es el que se atraviesa al encontrarnos con nuestros amados perros y gatos que ya han fallecido.....pero aca va la historia completa, y es a dónde van los que mueren en los refugios, sin que nadie nunca los haya adoptado, y que no pudieron conocer un hogar.
Una amiga nos lo envió, y rompimos en llanto, por tantos viejos que aun esperan, y por tantos que se nos murieron de viejitos, sin que nadie haya preguntado una sola vez por ellos....sin conocer un hogar....
Para ellos, va dedicado ésto ....
El Puente del Arco Iris
Hay un puente que queda entre el Paraíso y la Tierra, y se llama Puente del Arco Iris.
Cuando un animal que ha sido especialmente amado por alguien aquí en la Tierra muere, entonces va al Puente del Arco Iris.
Allí hay valles y colinas para todos nuestros amigos especiales, para que ellos puedan correr y jugar juntos.
Hay mucha comida, agua y sol, y nuestros amigos se encuentran cómodos y al abrigo.
Todos los animales que han estado enfermos o que eran ancianos, recuperan su salud y vigor; aquellos que fueron heridos o mutilados recuperan lo perdido y son fuertes nuevamente, tal como los recordamos en nuestros sueños de días y tiempos pasados.
Los animales están felices y contentos, excepto por una pequeña cosa: cada uno de ellos extraña a alguien muy especial, alguien a quien tuvo que dejar atrás.
Todos corren y juegan juntos, pero llega un día en que uno de ellos se detiene de repente y mira a la lejanía. Sus brillantes ojos se ponen atentos; su impaciente cuerpo se estremece y vibra. De repente se aleja corriendo del grupo, volando sobre la verde hierba, moviendo sus patas cada vez más y más rápido.
Tú has sido avistado, y cuando tú y tu amigo especial finalmente se encuentran, los dos se abrazan en un maravilloso reencuentro, para nunca separarse de nuevo. Una lluvia de besos cae sobre tu rostro; tus manos acarician nuevamente la cabeza amada, y puedes mirar nuevamente a los confiados ojos de tu mascota, tanto tiempo apartada de tu vida, pero nunca ausente de tu corazón.
Entonces los dos cruzan el Puente del Arco Iris juntos...
AUTOR DESCONOCIDO.
.. . . ¿Y que ocurre cuando un PERRITO O GATITO que no han sido amados en la tierra, parten también al cielo de las mascotas?
¿Cómo cruza el Puente del Arco Iris?
Diferente de la mayoría de los días en el Puente del Arco iris, amaneció un día diferente a los días normales tan llenos de sol; este era un día frío y gris. Los recién llegados no sabían que pensar, nunca habían visto un día de este tipo allí. Pero los animales que llevaban más tiempo esperando a su persona querida sabían perfectamente lo que pasaba, y se fueron juntando en el camino que conducía al Puente. Pronto un perro mayor fue visto, con su cabeza muy hundida y arrastrando su cola. Los animales que llevaban tiempo allí, sabían inmediatamente cual era su historia, porque habían visto pasar esto muchas, demasiadas veces. El se acercó lentamente, y aunque no demostró signos de estar herido o enfermo, él estaba sufriendo emocionalmente. Al contrario de los otros animales que esperaban en el Puente, este animal no había vuelto a la juventud, ni había vuelto a estar lleno de salud y alegría. Mientras caminaba hacia el Puente, veía como todos los otros animales le miraban a él. Sabía que este no era su sitio, y que cuanto antes pudiera cruzar el Puente, antes sería feliz. Pero no podía ser.
Cuando se acercó al Puente, apareció un Ángel y con cara triste le pidió perdón y le dijo que no podía cruzar. Solamente a aquellos animales acompañados por su persona se les permitía cruzar el puente. No teniendo a nadie, ni otra parte a donde volver, el perro caminó penosamente en el campo delante del puente. Allí él encontró otros como el, viejitos o enfermos, tristes y desalentados. Diferentes de los otros animales que esperaban para cruzar el puente, estos simplemente estaban acostados en la hierba, mirando fijamente desolados el camino a través del Puente del Arco Iris. El viejo perro se quedó entre ellos, mirando el camino y esperando, aun no sabiendo lo que él esperaba realmente.
Uno de los perros más nuevos que esperaba a su dueño en el puente le pidió al gato que estaba allí más tiempo, que le explicara qué sucedía. El gato contestó, "esos pobres animales nunca tuvieron una persona que los cuidara y amara, fueron abandonados, llevado lejos, o dejados en los refugios. Éste al menos llegó hasta un refugio; entró en el refugio igual que lo ves ahora, un animal mayor, con el pelo gris y la vista algo nublada. Pero nunca consiguió salir de él, y se murió solamente con el cariño de su cuidador para acompañarle mientras se fue de la tierra.
Pero nunca encontraron un hogar en la Tierra. Todos ellos pasaron por allí solamente con el amor de un protector para confortarlos. Porque no tuvieron ninguna persona para amarlos, no tienen a nadie para que los acompañen a través del Puente del arco iris" ...
El perro preguntó al gato, "Entonces qué les sucederá a esos animales?”. Antes de que el gato pudiera contestar, las nubes comenzaron a desvanecerse y el frío cambio en sol brillante. El gato contestó, "mira, y verás".
En la distancia estaba una sola persona, y cuando ella se acercó al Puente, los viejos, enfermizos y tristes animales en el campo fueron bañados en una luz dorada de golpe se volvieron jóvenes y sanos. Otro grupo de animales de los que estaban esperando, también se acercaron al camino y bajaron sus cabezas mientras se acercaba aquella persona. Al pasar por delante de cada cabeza, la persona les tocó a cada uno, a algunos les daba una caricia, a otros les rasgaba las orejas cariñosamente. Los animales que habían rejuvenecido se fueron poniendo en una fila detrás y siguieron a la persona hacia El Puente. Luego, todos cruzaron el Puente juntos.
El perro preguntó al gato, "qué acaba de suceder?" El gato respondió, "ese fue un protector " esa persona era gran amante de los animales y trabajaba en su defensa. Los animales que viste bajando sus cabezas en señal de respeto eran los que encontraron nuevos hogares gracias al esfuerzo de tales personas. Claro, todos esos animales cruzarán el Puente cuando llegue su momento, cuando lleguen los que eran sus nuevas familias. Pero los que viste mayores y luego rejuvenecidos, eran los que nunca encontraron una casa... y como no tuvieron familia, no podían cruzar el Puente."Cuando llega una persona que haya trabajado en la tierra para ayudar a los animales abandonados, y como tributo a ellos se les permite un último acto de rescate y amor. A todos aquellos pobres animales para los que no pudieron conseguir familias en la tierra, se les permite acompañarlos para que también puedan cruzar el Puente del Arco Iris."" El perro pensó por un momento, y después dijo, "me gustan los salvadores." El gato sonrió y contestó “ a mí también, amigo, a mí también “.

“Estar enamorado no es amar” – Jorge Bucay

“Estar enamorado no es amar” – Jorge Bucay
Estar enamorado no es amar. Porque amar es un sentimiento y estar enamorado es una pasión. Las pasiones, por definición son emociones desenfrenadas, fuertes, absorbentes, intensas y fugaces como el destello de un flash. Hay que entender esto para poder diferenciar después el enamoramiento del amor.
Durante el tiempo que dura el enamoramiento, uno vive en función del otro: si llamó, si no llamó, si no està, si me miró, si no me mirò, si me quiere, si no me quiere… Estar enamorado es enredarse en un doloroso placer, el de la disoluciòn en el otro.
Si nos detuvièramos a pensarlo en serio nos daríamos cuenta de lo amenazante para nuestra integridad que serìa vivir en ese estado.
Juan Carlos Benìtez, un escritor costarricense, describe la felicidad de estar enamorado en un texto que creo maravilloso:
Cuando estaba enamorado, habìa mariposas por todas partes, la voluptuosidad de la pasiòn me carcomìa la cabeza. Durante todo ese tiempo no escribì, no trabajè, no me encontrè con los amigos. Vivìa pendiente de los movimientos o de la quietud de mi amada; consumìa montañas de cigarrillos y toneladas de vitaminas, me afeitaba dos y hasta tres veces por dìa; hacìa dietas, caminatas. Me perseguìa hasta la certeza la paranoia del engaño, pensaba todo el tiempo en besarla, en mirarla, en acariciarla. Durante semanas gastè demasiado dinero, demasiada esperanza, demasiada crema para el sol, demasiada esperma y demasiado perfume. Escuchaba demasiada mùsica clàsica, utilizaba demasiado tiempo, consumì toda mi tolerancia y agotè hasta la ùltima de mis làgrimas. Por eso siempre digo recordando esos momentos: Nunca he sufrido tanto como cuando era feliz.
El estado ideal de una pareja no es el de aquellos primeros meses en que estaban enamorados, sino el de todo el tiempo en que se aman en el sentido cotidiano, verdadero.
Hay que entender que si bien la pasiòn de estar enamorado es maravillosa,en realidad amar no es menos maravilloso. Amar es fantàstico porque si bien es verdad que no tiene la intensidad de las pasiones, seguro que no, tiene una profundidad de la que el estar enamorado adolece.
Es por esa profundidad que el amor es capaz de aportar estabilidad al vìnculo pagando con la desapariciòn del embrujo y la fascinaciòn. Porque se puede amar con los pies sobre la tierra, mientras que estando enamorado se vive en las nubes.
Uno de los temas que surgen cuando hablo de amar de verdad es la demostraciòn.
Siempre digo que demostrar quiere decir probar sin lugar a dudas que algo es verdad. Si yo tengo que demostrarte es porque parto de la idea que vos no me creès, de lo contrario no hay demostraciòn necesaria.
Entonces, pregunto: ¿Por què tendrìa que demostrar que te quiero? ¿Para probàrtelo?
¿Quièn es el que duda y necesita pruebas?
Si sos vos el que no creès este es un problema tuyo, no un problema mìo. ¿Por què habrìa yo de demostrarte que te quiero?
Nadie “tiene que” demostrar nada.
Borremos de la frase el verbo demostrar, porque suena terrible.
Nadie te puede demostrar el amor, porque en la demostraciòn le crees a lo que ves, al otro no le crees nada. Otro tanto pasa con la palabra mostrar, que presupone que no ves.
Si de vez en cuando me decìs te quiero para mostrarme que me queres, la verdad es que no me sirve, así que no lo hagas. Ahora, si vos me decís te quiero porque es lo que sentis, mas allá de demostrarme nada, por favor no dejes de hacerlo, porque quiero que sepas que me place escucharte. Y a pesar de mi placer nunca lo hagas en función de mi, hacelo en función tuya y de tu sentir o no lo hagas.
No sirven los actos de amor dirigidos a que el otro se entere de que lo quiero.
“Mirà que lindo lo que te regalè para tu cumpleaños, ¿viste cuànto te quiero?…”
Esta es una historia mezquina e irrazonable para conseguir que el otro devuelva con la misma moneda.
Hay gente que te manda flores todos los dìas y no te quiere nada. Y tambièn hay gente que vive con otros que nunca han mostrado nada en toda su vida, y sin embargo se siente querida, gente que sabe que aunque el otro no haga las cosas que otros hacen, cuando lo mira a los ojos sabe.
Yo tengo un amigo entrañable que es un tipo de llamar por telèfono, de ocuparse y mostrar y actuar.
Me siento muy querido.
Y yo, que por ahì no soy tan actuador de esas cosas o estoy màs ocupado, a veces me siento y le pregunto:
– ¿Vos sabes que yo te quiero mucho?
Y entonces èl me dice:
– Sì, claro que lo sè… Vos sos asì, yo ya lo sè.
Y no està precisando que yo le diga, que yo lo llame, que me acuerde de su cumpleaños y que le mande un regalo, porque la verdad es que no le hace falta a nuestro amor.
Cuando hago alguna de estas cosas, entonces èl registra y lo agradece.
Lo importante de toda relaciòn interpersonal no es que yo te diga que te quiero, ni que te lo demuestre. Lo importante es si vos te sentìs querido o no.
Extraìdo de “El camino del encuentro” de Jorge Bucay

No mires, no hables, no oigas todo aquello que te quita paz….



No mires, no hables, no oigas todo aquello que te quita paz….
( articulo escrito por Ana Maria Aranibar)
Son los nombres japoneses de los tres monos sabios —Mizaru,
Kikazaru, Iwazaru— significan «No ver el Mal, no escuchar el
Mal y no decir el Mal»; la historia de estos monitos tuvo su
origen en la traducción del código moral chino del santai, la
filosofía que promulgaba el uso de esos tres sentidos en la
observación cercana del mundo y el mantenimiento de la paz.
En Ho’oponopono aprendemos a no criticar y no juzgar, es el inicio
de una vida en paz, es una disciplina que cuesta mucho aprender
porque somos rápidos en la defensa antes de ser atacados.
Pero, ¿quién nos podría atacar?, No será que nos sentimos
culpables y disminuidos por eso creemos que tenemos que estar
alertas al ataque.
Detrás de una persona agresiva, se esconde un ser temeroso y culpable es por eso que lo mejor es observarnos, en que aspectos de nuestra vida respondemos agresivamente y ver qué es lo que en
realidad nos activa nuestras memorias de culpa.
Algo muy interesante para observar en los tres monos sabios de la
tradición japonesa, es cómo describen la actitud de ese pueblo
maravilloso.
En los últimos desastres naturales que arrasaron gran parte de su
territorio, ellos lejos de detenerse a lamentar por la destrucción,
pusieron su mirada en lo bueno, en la reconstrucción y en poco
tiempo volvieron a edificar y mejorar.
Cada uno de nosotros ha pasado por “desastres naturales
personales”, ya sea por una gran pérdida o un fracaso, y la actitud
correcta es levantarse poniendo nuestra atención en lo bueno y
seguir adelante.
La enseñanza huna que dice:
“ allí donde va mi atención, va mi energía”
Si se trata de enfermedad, no es bueno describir una y otra vez mis
síntomas, lamentándome y dándoles vida, sino que me enfoco en
el tratamiento con fe.

Si son problemas familiares, hijos con problemas, relaciones
conflictivas, me enfocaré primero en agradecer que mis seres
queridos estén vivos y tienen la oportunidad de levantarse y
corregir, si por el contrario se trata de una pérdida, es natural pasar
una etapa de duelo, pero también aceptar que lo que ya no está
entre nosotros es su cuerpo, ya que somos seres eternos, y aunque
no podamos verlos físicamente, estamos coexistiendo con todos
ellos.
Cuando no vemos lo malo, no oímos lo malo y no decimos lo malo,
comenzamos a ver lo bueno, oír lo bueno y a decir y hacer lo
bueno.
Hoy hay una orientación muy marcada a buscar los alimentos
naturales, orgánicos, que no contengan contaminantes ni químicos.
Es bueno esto, pero es aún mejor que comprendamos qué alimentos son en primer lugar nuestros pensamientos, y si estos pensamientos son el producto no sólo de lo que comemos, sino también de todo aquello que entra por nuestros sentidos.
Descartar la contaminación en los alimentos, es bueno, pero es
mejor aún descartar nuestros pensamientos de rabia y de crítica.
“Pono”, significa en hawaiano rectitud, pero también significa
flexibilidad, un buen ejemplo de esto sería el acero que es recto
resistente y flexible, y es de allí que obtenemos su gran utilidad.
La base del Ho´oponopono es la aceptación, todo se acepta bajo el
concepto de que:
“a todo lo que me resisto, persiste, lo que acepto se transmuta”.
De allí la compatibilidad de la rectitud con la flexibilidad.
La crítica es un rechazo, y lo es: no a lo que otra persona haga o
diga, es un rechazo a aceptar que ¡basta que yo pueda reconocerlo
para que yo lo tenga!
Sólo criticamos o rechazamos aquello que no hemos podido
superar en nosotros mismos.
Entonces será mejor comenzar a seleccionar lo que vemos,
decimos o escuchamos y de esa manera no activaremos memorias
negativas.

Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo
Uno. Te entrego todas mis memorias de crítica y juzgamiento
para que Tú, las transmutes en luz.
Enséñame a aceptar que todo aquello que puedo reconocer es
porque está primero en mí, y con esa aceptación entregártelo
todo a Tí.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”

¿QUÉ EMOCIONES OCULTA EL TABACO?

¿QUÉ EMOCIONES OCULTA EL TABACO?

daños-del-cigarrillo
El cigarrillo está vinculado a los pulmones, símbolo de vida, libertad y autonomía, comunicación entre yo y el universo. Está considerado como una forma de protección, un “velo” que me permite ocultar ciertas angustias profundas. Creo protegerme por esta pantalla de humo que me rodea y que me impide ver la verdad.
Inconscientemente, el cigarrillo colma también necesidades pendientes de la infancia, primeras tomas de pecho, calor, amor, afecto de la madre. Enciendo un cigarrillo sin pensar en ello, es una costumbre, un gesto automático, una manía que se ha hecho muy importante para mí. Necesito equilibrar en más o en menos mi nerviosidad, mi excitabilidad nerviosa. Quiero encontrar “la paz de mi madre”, la seguridad de ésta.
Si fumo, es porque huyo una situación demasiado desagradable, mi familia, mi vida. Este humo hace que mis decisiones estén aún más nebulosas.
El cigarrillo aumenta el ritmo cardíaco y actúa a título de estimulante.
¿Cuáles son las decisiones que no consigo tomar y que me hacen la vida sosa?
Identifico mis necesidades auténticas. Acepto comunicar más y de un modo más fácil. Si quiero dejar de fumar, sería bueno que hallara la causa emocional a la cual está vinculada esta costumbre, lo cual facilitará mucho el cese. Entonces veré más claramente lo que realmente quiero en la vida y mis necesidades estarán colmadas en armonía con mi ser auténtico.
Fuente: el gran diccionario de las dolencias y enfermedades. Jacques Martel.

¿QUÉ EMOCIONES OCULTA LA ARTROSIS?

¿QUÉ EMOCIONES OCULTA LA ARTROSIS?

ARTROSIS SOMATIZACION
La artrosis es la manifestación intensificada del artritis. Es una enfermedad de desgaste articular de los huesos, de origen mecánico y no inflamatoria como la artritis, una agravación profunda de la estructura ósea, localizada o habitualmente generalizada al conjunto del cuerpo. Sin embargo, las articulaciones sometidas a importantes esfuerzos mecánicos son las que más afectadas están, como las de la columna vertebral, caderas,  mano, rodillas,  tobillos. El dolor que provoca es de origen “mecánico” y no inflamatorio, aparece habitualmente después de un esfuerzo sostenido y desaparece en reposo.
Cuando padezco de artrosis, es como si aumentara más mis actitudes y mis pensamientos rígidos. Esta enfermedad está vinculada a un endurecimiento mental, a una ausencia de “calor” en mis pensamientos (el frío y la humedad aceleran la aparición de la artrosis), frecuentemente con relación a la autoridad.
Exigirse en exceso sin buscar el reposo o el equilibrio (me exijo hasta el fin de mis límites, sin pararme para saber si me exijo demasiado). No solo la exigencia hacía uno mismo se manifiesta en la artrosis, también la rigidez y tensión que me provoca una nueva situación o persona, relacionada con la autoridad, es decir, rechazar una nueva autoridad o el cambio de la misma con rígidez y no aceptación.
Debo ser consciente de que mis pensamientos son rígidos y me perjudican a la salud, debo aceptar a los demás sin querer cambiarlas, fluir con la vida. Ser flexible en mis decisiones y pensamientos. Permitirme descansar y no ponerme en tensión ante cualquier situación nueva o que me exija una autoridad.

Entender, es suspender las conductas equivocadas.

Entender, es suspender las conductas equivocadas.
¿Cómo es posible reconocer que ya hemos entendido?, muy
simple:
Si creo haber entendido y aún conservo mis antiguas conductas es
que en realidad no lo he hecho.
Puede ser que tenga la información clara, pero hasta que la
información no se transforme en experimentación, queda sólo a
nivel intelectual.
En primer lugar, todo lo que está en nuestra realidad no es otra
cosa que la reacción, reflejo y resonancia de nuestras propias
memorias, ya que si no lo tuvieramos como una memoria sería
imposible reconocerlo, por lo tanto volvemos al punto: Nunca es
fuera, siempre sucede primero dentro de nosotros.
Habiendo entendido esto iremos más alla: no existen personas
negativas, sólo existen personas con conductas negativas.
Todos somos seres humanos perfectamente imperfectos, con
errores y virtudes y son nuestras virtudes las que nos dan la base
para corregir nuestros errores.
La misma luz de energía divina está presente en cada uno de
nosotros, lo diferente es la forma de expresarla.
Esa forma de expresión está condicionada a la cantidad de
memorias negativas que tenemos activas, cada memoria negativa
es como un pañuelo oscuro puesto sobre una bombilla de luz,
mientras más pañuelos oscuros pongamos sobre ella, la luz será
cada vez menos visible.
Las memorias de miedo, egoismo, rabia, envidia, celos, culpa,
carencia, etc. oscurecen nuestra luz.
Todo lo contrario sucede con las memorias de amor, bondad,
entrega, alegría, compasión, etc.
A mayor cantidad de estas memorias activas, mayor estado de paz
y mayor capacidad de crear lo positivo.
Es importante recordar siempre que:
Entender, es suspender las conductas equivocadas.
Cada memoria negativa entregada, requiere un comportamiento
coherente, si entrego mis memorias de celos y envidia, por lo
menos tendré la coherencia de aceptar que son mis memorias y no
responsabilizaré a nadie más por esa vivencia.
Entregar una memoria es en primer lugar, aceptarla como propia, no podemos entregar algo que no nos pertenece.
Hecho esto podremos repetir las simples palabras “te amo, gracias” y ellas pondrán
en marcha la transmutación.
Es una nueva forma de vivir, es ante todo una decisión personal.
Para nosotros que estamos en este camino, es porque hemos
decidido hacer el cambio y aprender a vivir en paz.
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.
Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo
Uno. Te entrego todas mis memorias negativas para que Tú, las
transmutes en luz.
Enséñame a reconocer cada vez que realmente haya entendido
y como consecuencia, suspendido mis conductas
equivocadas.
¡Y así se ha hecho!
Lo siento, por favor perdóname
Te amo, Gracias
Aloha Ke Akua
“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”
TE AMO GRACIAS
Tres palabras transmutadoras, cada vez que veas, oigas, pienses algo negativo, solo repite “Te amo, Gracias” y con esas tres palabras estarás diciendo:
“Divinidad, acepto que esta vivencia es ocasionada por alguna memoria negativa que me pertenece, no se cual es, ni cuando fue creada pero te la entrego para que Tú la transmutes en luz”.
Escrito por Ana Maria Aranibar