jueves, 16 de septiembre de 2010

La cuchara - FABULA BUDISTA

Un estudiante de zen se quejaba de que no podía meditar: sus pensamientos no se lo permitían. Habló de esto con su maestro diciéndole: "Maestro, los pensamientos y las imágenes mentales no me dejan meditar; cuando se van unos segundos, luego vuelven con más fuerza. No puedo meditar. No me dejan en paz". El maestro le dijo que esto dependía de él mismo y que dejara de cavilar. No obstante, el estudiante seguía lamentándose de que los pensamientos no le dejaban en paz y que su mente estaba confusa. Cada vez que intentaba concentrarse, todo un tren de pensamientos y reflexiones, a menudo inútiles y triviales, irrumpían en su cabeza.



El maestro entonces le dijo: "Bien. Aferra esa cuchara y tenla en tu mano. Ahora siéntate y medita". El discípulo obedeció. Al cabo de un rato el maestro le ordenó:"¡Deja la cuchara!". El alumno así hizo y la cuchara cayó obviamente al suelo. Miró a su maestro con estupor y éste le preguntó: "Entonces, ahora dime quién agarraba a quién, ¿tú a la cuchara, o la cuchara a ti?.



- estos cuentos han sido publicados en la Revista El Budoka-

Fabula Budista II

Cuentan que dos monjes budistas estaban a punto de cruzar un río caudaloso, cuando se encontraron con una joven que les pidió ayuda para llegar al otro lado.El monje más radical se negó rotundamente, puesto que les estaba prohibido tocar mujeres; el otro, gentilmente, la ayudó a cruzar. Luego, los dos monjes prosiguieron su camino en silencio. Pero dos horas después sin poder dejar de pensar en lo ocurrido, el monje radical criticó a su compañero diciéndole: “¿Cómo es posible que tocaras a una mujer? ¡El maestro te expulsará de la congregación! ” El otro respondió: “Hermano, yo cargué a una mujer y la dejé al otro lado del río hace dos horas. En cambio tu, hermano mio aun la sigues cargando....

Fabula Budista

En Japón, había un Maestro de la Ceremonia del Té que vivia en Tasa ( qué coincidencia.. ), con muchas aptitudes que lo convirtieron en el maestro que era. Sin pretenderlo, ofendió a un importante samurai y éste lo desafió a un duelo.


El Maestro acudió a un monje zen en busca de consejo. Éste le habló con honestidad: había muy pocas probabilidades de sobrvirir al encuentro. Lo mejor que podía hacer es asegurarse una muerte digna enfocando el combate como si se tratara la Ceremonia del Té. Debería organizar su mente y no prestar atención a los pensamientos triviales sobre la vida y la muerte. Debería agarrar la espada con la misma firmeza con que sujetaba el cazo en la Ceremonia del Té, con la misma precisión con la que vertía el agua en el té, avanzar hacia adelante y asestar un golpe a su oponente.



En la mañana del duelo, el samurai, al verse enfrentado al Maestro de Té completamente sereno y sin miedo se asustó tanto que inmediatamente suplicó perdón y abandonó la pelea.

De La Luna Al Sol por Karla Cesa - año 2009

Senderos Del Alma por Karla Cesa - 2010

Imponer su voluntad a los demás es fuerza; pero imponérsela a sí mismo es fuerza superior." Lao-Tzu - Tao Te King