martes, 22 de octubre de 2013

EL GUERRERO DE LA LUZ- VIRTUDES 3

El Guerrero de la Luz

Virtudes 3

PACIENCIA



“Una revolución necesita tiempo para instalarse” (Lanza del Basto).



El Guerrero de la Luz jamás confunde tensión con nerviosismo.



El Guerrero de la Luz reconoce un enemigo más fuerte que él y sabe ser diplomático y paciente: Pronto el enemigo partirá para provocar a otros. Toda la rabia y el coraje de un pájaro son inútiles delante de un gato. El tiempo trabaja a favor del Guerrero de la Luz.



DUDA



Todo hombre tiene derecho a dudar de su tarea y a abandonarla de vez en cuando; lo único que no puede hacer es olvidarla. Quien no duda de sí mismo es indigno, porque confía ciegamente en su capacidad y peca por orgullo. Bendito el que pasa por momentos de indecisión.



ALEGRÍA



El primer camino directo hacia Dios es la oración. El segundo camino directo es la alegría.



PERDÓN



Uno de los soldados de Napoleón cometió un crimen, la historia no cuenta cuál, y fue condenado a muerte.

En la víspera del fusilamiento, la madre del soldado fue a implorar para que la vida de su hijo fuese preservada.

Señora mía, lo que su hijo ha hecho no merece clemencia.

— Lo sé — dijo la madre — Si la mereciera, no sería realmente un perdón.

Perdonar es la capacidad de ir más allá de la venganza o de la justicia.

Al escuchar estas palabras, Napoleón conmutó la pena de muerte por el exilio.



Vivía un monje en las cercanías del templo de Shiva. En la casa de enfrente, vivía una prostituta. Al observar la cantidad de hombres que la visitaban, el monje decidió llamarla:

— Eres una gran pecadora — la reprendió — Le faltas el respeto a Dios todos los días, y todas las noches. ¿Será posible que no puedas detenerte, y reflexionar sobre tu vida después de la muerte?

La pobre mujer quedó muy conmovida con las palabras del monje; con sincero arrepentimiento le oró a Dios, implorando su perdón. También pidió que el Todopoderoso la ayudara a encontrar una nueva manera de ganarse el sustento.

Pero no encontró ningún trabajo diferente. Y después de una semana de pasar hambre, volvió a la prostitución.

Pero, cada vez que le entregaba su cuerpo a un extraño, le rezaba al Señor y le pedía perdón.

El monje, irritado porque su consejo no había producido ningún efecto, pensó para sí:

¿A partir de ahora voy a contar cuántos hombres entran en esa casa hasta el día de la muerte de esta pecadora.

Y desde ese día, no hizo otra cosa que no fuera vigilar la rutina de la prostituta: por cada hombre que entraba, colocaba una piedra en una pila.

Pasado algún tiempo, el monje volvió a llamar a la prostituta y le dijo:

— ¿Ves esta pila? Cada piedra representa uno de los pecados mortales que has cometido, aún después de mis advertencias. Y ahora te lo vuelvo a decir: ¡cuidado con las malas acciones!

La mujer comenzó a temblar, al darse cuenta cómo se iban acumulando sus pecados. Al volver a su casa, derramó lágrimas de sincero arrepentimiento, orando:

— ¡Oh, Señor!, ¿cuándo tu misericordia me va a librar de esta miserable vida que llevo?

Su plegaria fue escuchada. Ese mismo día, el ángel de la muerte pasó por su casa, y la llevó. Por la voluntad de Dios, el ángel cruzó la calle y también cargó al monje consigo.

El alma de la prostituta subió inmediatamente a los Cielos, mientras que los demonios se llevaron al monje al Infierno. Cuando se cruzaron a mitad de camino, el monje vio lo que estaba ocurriendo, y clamó:

— ¡Oh, Señor! ¿Es ésta tu justicia? ¡Yo, que pasé mi vida en devoción y pobreza, ahora soy llevado al infierno, mientras que esta prostituta, que vivió en constante pecado, está subiendo al cielo!

Al escuchar esto, uno de los ángeles respondió:

— Son siempre justos los designios de Dios. Tú creías que el amor de Dios se limitaba a juzgar el comportamiento del prójimo. Mientras que llenabas tu corazón con la impureza del pecado ajeno, esta mujer oraba fervorosamente día y noche. El alma de ella quedó tan liviana después de llorar, que podemos llevarla hasta el Paraíso. Tu alma quedó cargada de piedras, y no podemos hacerla subir hasta lo alto.



DESPRENDIMIENTO



Un joven muy rico fue a ver a un rabino y le pidió consejo para orientar su vida. Este lo condujo hacia la ventana y le preguntó:

— ¿Qué ves a través de los vidrios?

— Veo hombres que van y vienen, y un ciego que pide limosna en la calle.

Entonces el rabino le mostró un gran espejo y nuevamente lo interrogó:

— Mira este espejo y dime ahora qué ves.

— Me veo a mí mismo.

— ¡Y ya no ves a los otros! Repara en que la ventana y el espejo están hechos ambos de la misma materia prima, el vidrio: pero en el espejo, porque tiene una fina lámina de plata pegada al vidrio, no ves más que tu persona. Debes compararte a estas dos especies de vidrio. Pobre, veías a los otros y sentías compasión por ellos. Cubierto de plata – rico —, apenas te ves a ti mismo. Sólo valdrás algo cuando tengas el coraje de arrancar el revestimiento de plata que te cubre los ojos y puedas nuevamente ver y amar a los demás.



Tu pantalón tiene dos bolsillos. Escribe en el derecho: "El mundo fue creado sólo para mí". En el izquierdo escribe: "Yo no soy nada más que polvo y ceniza". Divide bien tu dinero entre estos dos lugares.

Cuando veas la miseria y la injusticia, recuerda que el mundo existe solamente para que puedas manifestar tu bondad y usa el dinero del bolsillo derecho. Cuando estés tentado de adquirir cosas que no te hacen la menor falta, recuerda lo que está escrito en el bolsillo izquierdo y piensa varias veces antes de gastarlo. De esta forma el mundo material nunca sofocará al mundo espiritual.



COHERENCIA



Jesús decía: “que tu sí sea un sí, y que tu no sea un no”. Si usted ha asumido una responsabilidad, vaya hasta el final. Mantenga su palabra, porque ella es preciosa.

Cada vez que su palabra es honrada por sus gestos, ella se vuelve más fuerte. Cuando usted dignifica su relación con los otros, dignifica también su relación con usted mismo.

Los que prometen, y no cumplen, viven creándose problemas. Pierden el respeto por sí mismos, se avergüenzan de sus actos. La vida de estas personas consiste en huir; ellas gastan mucha más energía deshonrando la palabra, de la que emplean los honestos para mantener sus compromisos.

Si usted asumió una responsabilidad tonta, que resultará en una pérdida de entusiasmo, tiempo y dinero, no vuelva a repetir esta actitud. Pero, por esta vez, honre su palabra.



HUMILDAD



La humildad de un guerrero no es la misma que la de un hombre servil. El guerrero no inclina su cabeza ante nadie, pero tampoco permite que nadie se incline ante él. El hombre servil, en cambio, se arrodilla ante cualquier persona que considere más poderosa y exige que las personas que están bajo sus órdenes tengan la misma conducta ante él.



AMOR



Un hombre se acercó al filósofo Ramanuja y le pidió:

-¡Muéstreme el camino hacia Dios!

-¿Ya te enamoraste alguna vez de alguien? -preguntó Ramanuja.

-¿Enamorarme? ¿Qué es lo que el gran maestro quiere decir con eso? Me prometí a mí mismo jamás aproximarme a una mujer, huyo de ellas como quien intenta escapar de una enfermedad. Ni siquiera las miro. Cuando pasan, cierro los ojos.

-Procura volver a tu pasado e intenta descubrir si nunca, en toda tu vida, hubo algún momento de pasión que dejase tu cuerpo y espíritu llenos de fuego.

-Vine hasta aquí para aprender a rezar y no para enamorarme de una mujer. Quiero ser guiado hasta Dios y usted insiste en quererme llevar hacia los placeres de este mundo. No entiendo lo que desea enseñarme.

Ramanuja permaneció silencioso algunos minutos y finalmente dijo:

-No puedo ayudarte. Sí tú nunca tuviste ninguna experiencia de amor, nunca conseguirás experimentar la paz de una oración. Por lo tanto, regresa a tu ciudad, enamórate, y sólo vuelve a bus-carme cuando tu alma esté llena de momentos felices.

Sólo una persona que entiende el amor puede comprender el significado de la oración. Porque el amor por alguien es una oración dirigida al corazón del universo, una plegaria que Dios colocó en las manos de cada ser humano como un presente divino.


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